Sabores que nos llevan de vuelta a la infancia

¿Alguna vez has comido algo y su sabor te ha transportado directamente a la infancia? Si conoces esa sensación, sabes que es algo muy agradable. A veces, es como si todo lo que realmente tenía sabor perteneciera a esa época de nuestra vida y ahora ya nada sepa de la misma manera.

Una de las desilusiones en este sentido viene cuando vemos una marca que nos gustaba de niños y la compramos esperando ese sabor que tenemos en la memoria. Pero, al probarla, vemos que ni siquiera reconocemos el gusto. La receta o algo ha cambiado y ya no tiene nada que ver con aquello que recordábamos con tanto cariño.

Sin embargo, hay sabores que no han cambiado, como el de la leche larsa. Y es que en este caso la receta no ha cambiado en absoluto. Leche y nada más, procedente de vacas que pastan en libertad. Porque si algo hay en Galicia es pasto y esta leche se produce en esta zona de España famosa por sus productos naturales y de calidad.

El sabor es exactamente el mismo que recuerdas de la infancia y te transportará en un momento a esas mañanas en las que mojabas las galletas antes de ir al colegio o a esas meriendas de sábado, con pan con chocolate y un vaso de leche mientras veías la película de la tarde.

Al disfrutar del mismo sabor tienes la mejor garantía de que nada ha cambiado y de que sigue siendo leche absolutamente natural y, por tanto, el mejor producto que puedes llevar en la cesta de la compra para que tu familia lo disfrute. No solo bebiendo un vaso de leche, sino preparando postres caseros como flanes y natillas con todo el sabor y las máximas garantías.

La clave para haber mantenido el sabor de siempre está en ser un producto de pastoreo debidamente certificado. Las vacas pastan en libertad, tienen grandes espacios para cada una de ellas y consumen una hierba verde gracias al clima gallego. Además, son animales bien cuidados y felices que, consecuentemente, van a dar una leche con todo su sabor, pero también con todos sus nutrientes y cualidades.

Una leche mucho mejor que la de las ganaderías industriales, en las que los animales se alimentan de manera artificial y se les ofrecen suplementos para que den más leche de la que naturalmente deberían de dar. Por eso, elegirla no es solo escoger sabor, es escoger calidad y también el bienestar de las vacas.

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