Un alimento completo

Cuando pensamos en la leche la asociamos a la infancia: un alimento imprescindible para los niños y los adolescentes. Y esta importancia se debe esencialmente al calcio que permite el crecimiento y fortalecimiento de los huesos. Para los padres inexpertos en ocasiones puede resultar sorprendente la cantidad de leche que puede llegar a tomar un niño pequeño, pero es que al fin y al cabo este alimento va a ser su principal fuente de energía y nutrientes en los primeros años de vida.

Aproximadamente a los seis meses de vida, los bebés empiezan a introducir otros alimentos en su dieta, al principio en puré. Es muy importante que, como complemento de la leche calcio, los niños comiencen a probar purés que incluyan tanto verdura como carne y pescado para que reciban proteínas, así como otras vitaminas y minerales. Y luego está el hierro, el nutriente que no tiene la leche y que también es necesario que los niños empiecen a obtener de otros alimentos.

Pasado el año, los niños suelen ir introduciendo en su dieta alimentos sólidos poco a poco. Actualmente, los pediatras ofrecen mucha información a los padres de forma que existen pautas muy claras de qué tipo de alimentación hay que ofrecer al niño en cada etapa de su crecimiento. El problema para los padres suele ser la aceptación por parte de los niños de los nuevos alimentos. No es lo mismo tomar leche que es algo que la mayoría de los niños toman desde el principio sin problemas que ir comiendo trocitos de pescado o de fruta. 

En este sentido, algunos niños pueden generar cierto rechazo a la fruta triturada y, al poco tiempo, comienzan a tomarla mientras rechazan el puré de verdura. Son etapas normales para un niño: hay que tener en cuenta que a los peques les crecen los dientes y pueden sentirse molestos en muchos momentos.

De cualquier forma, la leche calcio es el principal alimento en estas primeras fases de formación y siempre hay que tratar de mantener el hábito para conseguir el crecimiento adecuado del niño.

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