La caída capilar es un fenómeno natural que afecta al sesenta por ciento de la población mundial. Como sucede con diversos asuntos cotidianos, existe un fuerte desconocimiento sobre ciertos hechos y curiosidades que rodean a la alopecia.
Por ejemplo, la caída del cabello afecta casi por igual a hombres y a mujeres, como ratificaría cualquier dermatologo especialista en alopecia. En sentido estricto, el cuarenta por ciento de las mujeres experimenta este trastorno a partir de los cincuenta años, mientras que este porcentaje se eleva diez puntos en el caso de los varones en esa misma edad.
Contrariamente a la opinión general, el cabello es resistente y duradero hasta extremos difíciles de imaginar. Se estima que un sólo pelo puede permanecer hasta siete años en el organismo y que resiste el peso de un melocotón o cualquier objeto de cien gramos, aproximadamente.
Por todos es sabido que la alopecia androgénica es la más común. Sin embargo, la caída capilar no es sólo cuestión de genética, pues el estrés psicológico también influye. Los expertos en tricología asocian este fenómeno a desniveles en la producción de la hormona cortisol. Por fortuna, este trastorno no ocasiona la pérdida definitiva del cabello, y recibe el nombre de alopecia difusa.
Otro de los datos más desconocidos sobre la alopecia es la proporción de cabellos que se ‘esfuman’ a diario. Los últimos estudios revelan que un ser humano promedio puede perder hasta cien pelos en un periodo de veinticuatro horas. Una mayor cantidad de cabellos caídos sería anormal.
Sobre la alopecia proliferan infinidad de mitos, y uno de los más extendidos es su vinculación con la higiene capilar diaria. Siempre que se utilicen champús autorizados, sin sustancias nocivas para el folículo piloto o el cuero cabelludo, lavarse el pelo todos los días no presenta contraindicaciones, siendo un hábito recomendado por sus beneficios.