Cuando era más pequeño les tenía miedo. Creemos que fue por un incidente que tuvimos una vez en un parque cuando un perro grande se le acercó más de la cuenta y el peque se asustó mucho y con razón. Desde luego que los dueños de los perros deberían tener especial cuidado con los niños, y los padres con los perros. Así que, desde aquel momento, nuestro hijo empezó a cambiarse de acera cada vez que veía un perro.
Nosotros ya habíamos tenido un perro hace años, antes de que él naciera. Lo recuerdo con cariño, fue una buena época. Pero cuando tuvimos que cambiarnos de ciudad nos replanteamos la situación y finalmente decidimos dejarlo con los padres de mi novia que también lo querían mucho. Contratamos un seguro adeslas mascotas para tener más tranquilidad, y el perro sigue viviendo allí, aunque lo vemos menos de lo que nos gustaría porque están bastante lejos.
El caso es que a nosotros nos gustan bastante los perros y un buen día nuestro hijo perdió el miedo, ya un poco más mayorcito. Se dio la circunstancia de que abrieron una guardería de perros cerca de nuestra casa y todas las mañanas a la hora de ir al cole veíamos a los perros desde el cristal de la guardería. Y entonces nos dijo si podía tener un perro. Fue el momento de tener la típica conversación con él en la que hay que explicar que las mascotas no son un juguete y que hay que cuidarlas y tener mucha responsabilidad. Él decía a todo que sí, claro, pero es verdad que a nosotros tampoco nos parecía mal volver a tener perro.
Antes de empezar a mirar qué tipo de perro se iba a venir con nosotros, estuve chequeando de nuevo el seguro adeslas mascotas, para ver si había cambiado con respecto a cuando se lo hice a los padres de mi pareja. En esencia seguía igual, pero habían añadido algunas interesantes ventajas. Para mí, tener un seguro para el perro es algo que me da mucha tranquilidad porque sé por experiencia que siempre puede haber contratiempos. Y bueno, nuestro hijo se salió con la suya, tuvimos un perro.